Pensamiento para la liberación

Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase.” Lenin.

lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Educación o aculturación?

“Los conocimientos se dividen en teóricos y en prácticos; y la teórica no es sino el conjunto de preceptos dados por una experiencia consumada; teórica sin práctica, es pura fantasía”.
Simón Rodríguez
La escuela  -como centro de adiestramiento ideológico del capital- afianza su cometido a través del alejamiento del estudiante de toda práctica educativa posible, sobre todo de aquellas que por su carácter llevan a una comunicación dialógica que incita al pensamiento crítico y por ende a la ruptura del acriticismo dogmático, base sustancial de la metodología enajenante de la educación bancaria.
La escuela como instrumento de alienación, promueve un proceso de aculturación en la población más joven con  el fin de preservar el futuro del capital. Para ello se ha ido produciendo la depauperación del hacer y la investigación, con lo que se pretende impedir que el estudiante participe en una acción cultural al relacionarse con las cosas y producir en ellas transformaciones que las convertirían en objetos culturales, y por consecuencia en trabajo liberador y verdadera educación. La escuela actual enajena culturalmente al estudiante.
La escuela condiciona al estudiante para la aceptación de los mecanismos de explotación que absorberán su vida como futuro profesional o simplemente como ciudadano amortajado y complaciente; a través de una constante imposición de informaciones que el educando debe aceptar como cierta porque lo dice un profesor y está escrita en un libro (exactamente igual a cuando lo dice un cura o pastor y está escrito en la biblia, vemos aquí la relación enajenante e ideológica de la religión y la escuela capitalista). Esta práctica va conformando el cerco ideológico que determinará las características de este estudiante estandarizado y programado para la generación dé dividendos al capital. Bien lo aclara Edward Bernays en su libro Propaganda, editado en 1928: “la educación no produce creatividad. Por el contrario, lo único que logra es implantar en la mente de millones de ciudadanos frases y eslóganes que acaban activando las mismas reacciones ante los mismos estímulos.Perfectamente define, este promotor del capitalismo moderno, la labor de la escuela capitalista, su carácter ideologizante. A partir de allí es fácil entender la necesidad de hacer profundos cambios en la escuela actual, hasta transformarla en escuelas para la vida a través de una educación liberadora. Es cambiar desde la estructura de la escuela hasta las metodologías y filosofías que han determinado su condición alienante y domesticadora, negándola como tal.
Emilio Farrera

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