Pensamiento para la liberación

Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase.” Lenin.

lunes, 5 de septiembre de 2011

La Guerra mediática: Una guerra de todos y de todos los días

Cuando la propaganda es transmitida eficazmente,
puede volverse más peligrosa que el propio armamento bélico.

La seguridad del Estado Nacional está siendo atacada diariamente y esto viene sucediendo desde hace más de 10 años, por parte de grupos organizados para tal fin desde los EEUU, con el apoyo interno de los medios de comunicación privada que actúan como cabezas de playa de un Estado enemigo.
Decir que debemos prepararnos para una potencial invasión imperial, pasa a demostrar que no se ha entendido que esa invasión se desarrolla en el país a través de un despiadado ataque mediático de grandes proporciones, con una orquestación bien instrumentada, dotada de grandes recursos y con la más moderna tecnología; apoyada en lo interno por una quinta columna poderosa poseedora del 80% de los medios de información. Invasión que ha cobrado un alto número de víctimas que ha perdido la capacidad de razonar lógicamente en función de sus verdaderos intereses, y promueve en cambio, un discurso emocional disociado a favor de lo que le es contrario.
Se ha despreciado la peligrosidad de la Guerra de Cuarta Generación y su gran capacidad de daño, lo que ha permitido la generación de matrices de opinión nacionales e internacionales falsas y contrarias a los intereses de la nación, produciendo el descrédito de las acciones de gobierno y fomentando un nivel emocional negativo en amplios sectores poblacionales, fundamentalmente en las clases medias -las más proclives a sucumbir a la acción de estas operaciones psicológicas.
A  través de la manipulación mediática se busca, aparte de crear matrices de opinión contrarias, producir desencanto y reducir la capacidad de acción de la población en la defensa de su territorio, se pretende la reducción de sus capacidades subjetivas para la resistencia y hasta afectar la capacidad de respuesta del ejército ante una próxima invasión militar como propuesta última, si la sola guerra mediática no logra el objetivo del derrumbe del Estado.
Entender cómo se desarrolla esta guerra es de suma importancia para diseñar las estrategias necesarias para contrarrestarlas, por lo tanto debe ser política de seguridad de Estado la conformación de equipos que cumplan tareas de formación y respuesta, con todos los recursos a su alcance. Lo que hace ineludible la creación un verdadero ejército adiestrado y organizado para llevar a cabo esta guerra y que a la inversión de recursos para tal fin, se le dé la misma o mayor importancia que se le asigna al ejército convencional. Partiendo de la premisa de que si perdemos la guerra mediática sería inminente una derrota en la armada, debido al quiebre moral que produce la primera.
Estamos en una coyuntura que nos conmina a la toma decisiones aceleradas y contundentes en torno a este problema, los ataques lanzados por el narco gobierno uribista con el concurso de la OEA, bajo la dirección del pentágono y una orquestación internacional, es una clara demostración de la profundización de esta Guerra de cuarta generación que pretende crear condiciones para una intervención militar, y en el menor de los casos incidir negativamente, en la actitud electoral de los venezolano, promoviendo una derrota electoral del PSUV en el venidero proceso electoral, y así crear las condiciones políticas que harían posible un golpe de estado estilo Honduras.
Estamos en una guerra tan cruenta como cualquier guerra convencional, poseedora de un alto índice de terrorismo, en la que se instrumentan los más diversos mecanismos para la generación de estados de zozobra, temor  y descontento en la población. Es responsabilidad del Estado y de los revolucionarios responder eficazmente a este ataque, creando los elementos antídotos que protejan la salud mental de venezolanos y venezolanas.
La inversión de recursos en propaganda masiva gubernamental, destinada a la creación de matrices de opinión favorables a la obra y planes del Estado venezolano tiene, en estos momentos, una prioridad mayor a cualquier  otra inversión; no entenderlo nos coloca en una posición de desventaja ante los enemigos de esta revolución. Y así como se organizaron las Milicias Populares, es necesario crear un cuerpo de combatientes mediáticos desplegados en todo el territorio con todas las armas disponibles para tal acción, bien disciplinada y direccionada política y profesionalmente.
Hablamos de seguridad de Estado, no de opciones políticas coyunturales.
Emilio Farrera
emiliofarrera@gmail.com

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