Pensamiento para la liberación

Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase.” Lenin.

lunes, 5 de septiembre de 2011

La emocionalidad positiva: un recurso para la lucha de los pueblos

El manejo de la emocionalidad negativa ha sido uno de los recursos más utilizado por la sociedad de consumo para imponerse como cultura, vemos como la insatisfacción ha estado detrás de cada pieza publicitaria incitando al consumo. Una persona satisfecha, al no tener necesidades latentes, no consume. Es necesario generar insatisfacción para promover el consumo como promesa satisfactoria, es decir, es necesario forjar, a través de falsas necesidades, una emocionalidad negativa que mantenga un estado de inconformidad con lo que se tiene para que la oferta ficticia de bienestar pueda prender en el público objetivo de tal publicidad.
Es un trabajo dual, por un lado promueven sensaciones negativas del entorno individual (todo está mal conmigo, todo está mal en mí, todo lo que me rodea está mal) lo que genera necesidades que pueden ser suplidas con el consumo; al mismo tiempo y por otro lado, trabajan la imagen del producto y del fabricante de manera que produzca credibilidad, para ello acuden al condicionamiento positivo, a la generación de lazos emocionales entre el producto y el consumidor, en otras palabras, a forjar simpatía más allá de los atributos objetivos del producto.
El pensamiento negativo ha estado presente en todos los mecanismos ideologizante del capital y los sistemas opresivos. Este ha sido un producto espontáneo de su acción, lo vemos en la iglesia, con el temor infundado hacia un Dios castigador, este temor pasa de dios a los Reyes, personajes que la iglesia emparenta, y así va pasando al Estado, al poderoso, hasta convertirse en forma de vida, en elemento ideológico de dominación.
El pensamiento negativo como elemento individualizante, que impide la asociación para el bien común, lo ha promovido el capital como sistema de dominación, entre la población. La ecuación es algo así: Si no creo en mí, si no estoy conforme con lo que soy ¿cómo confiar en alguien que se me parece? Pero al tiempo que este pensamiento surge en relación con los iguales, aparece la credibilidad -a través de la creación de lazos emocionales- hacia productos, instituciones y personajes que no conocemos, a los que nos han llevado a creer, bien sea porque nos llevan a sentirlos como superiores o como meta a ser o parecer (El símbolo de lo que quiero ser goza, necesariamente, de mi más ferviente credibilidad; está unido a la esperanza, emoción positiva). Por ello creemos que la pasta de dientes que dice contener “GDTW” es mejor para los dientes, porque lo dice el artista o el personaje tal. Lo creemos, aunque sepamos que se está ganando un buen fajo de billetes por decirlo. La credibilidad está determinada por la emocionalidad, de esa manera se crean valores y antivalores, matrices de opinión favorables o desfavorables. Basta que nos digan que el “Doctor” asegura que esto debe ser usado para aquello, para que sin más criterio creamos que es cierto. Así, Edward Barneys, vendió el uso del cigarrillo para una buena digestión.
La percepción de la realidad está filtrada por la emocionalidad, es difícil apartarse de ella, para lograrlo es necesario asumir una posición conscientemente objetiva para poder hacer un análisis clínico, donde no influyan los condicionantes emocionales. Pero donde, sin embargo, es difícil la supresión de los factores ideológicos de quien ve.
¿Por qué generar emocionalidad positiva? ¿Aun no queda claro?
Ella promueve satisfacción, el reconocimiento de sí mismo y con ello de los iguales, es contraria a la necesidad de consumo, suscita bienestar, lo que ayuda a percibir los problemas en forma optimista y proactiva fortaleciendo la voluntad del logro. Es uno de los antídotos más eficaces contra el bombardeo mediático que pretende sembrar desazón en la población eliminando toda probabilidad de esperanza. Recordemos…
“Por la alegría he vivido, por la alegría he ido al combate, por la alegría muero, que nunca la tristeza sea unida a mi nombre” Julius Fucik (No recuerdo como se escribe)
“Somos la alegría y la vida en tremenda lucha contra la tristeza y la muerte”  Argimiro Gabaldón
“A riesgo de parecer ridículo digo, que el verdadero revolucionario está movido por grandes sentimientos de amor” Ernesto Che Guevara
Encontramos la emocionalidad positiva en cada una de estas frases, acompañándonos en la lucha, no es difícil concluir que ella está emparentada con la lucha por el logro de la máxima felicidad social y por el socialismo como único sistema capaz de proveernos de ella.

Emilio Farrera

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